domingo, 15 de marzo de 2009



Aceptar la vida, los hechos y al prójimo sin discusiones, sin dramas, con disponibilidad exterior, actitud moral e inflexibilidad del carácter.



Sólo la mente iluminada sabe tener en cuenta las conclusiones, el inevitable fin de cada cosa, sólo el sabio valora lo mucho lo poco.



Mantenerse alejado de los entusiasmos y el abatimiento, de la ira y la indiferencia.



Prudencia, mucho silencio, paciencia y tranquilo coraje.



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