sábado, 2 de agosto de 2008

Olor a tierra

Caminando a orillas del río, siento el barro entre mis dedos, el aire fresco acaricia mis coanas llegando a la corteza renovada. La sangre de la selva recorre mis meridianos telúricos con un magnetismo de ficción, llevando a un estupor endorfínico que encierra mis sentidos en una visión cuántica del universo. Tallando el mármol blanco del espíritu, dejando caer lágrimas como notas musicales que cristalizan en el aire virtual hasta llevar un rayo de luz al corazón, alimentando mi alma en ayuno de amor...